Saturday, May 12, 2007

Experimento

Despierta y sólo hay oscuridad, no recuerda bien que ocurrió, ni cómo llegó allí, sus extremidades están dormidas, quizá lleva aquí más tiempo del que puede recordar...
Sin el más mínimo atisbo de luz, es díficil averiguar el paso del tiempo...

Poco a poco comienza a mover los dedos, le duelen, ese dolor que sientes cuando por alguna razón la sangre ha dejado de correr por ellos...

Hace fuerza, y sus manos tiemblan, es todo lo que puede moverlas. Pasan las horas, y después de mucho esfuerzo consigue mover los brazos, se los toca, los bultos en sus venas son la muestra de que alguien ha estado allí, qué le habrán inyectado? quizá le hayan sacado sangre? Está aturdida, y sin fuerzas, no recuerda la última vez que comió.

Sus párpados le pesan, y tras horas de ejercicios, cae en el suenyo...Piensa que por lo menos allí estará tranquila, desea sonyar con montanyas, bosques y ríos, y una ligera sonrisa aparece... Pronto se borra, despierta sobresaltada, no quiere volver a cerrar los ojos nunca más... Allí no hay montanyas, ni lagos, ni nada que se le parezca, cierra los ojos y sólo alcanza a ver agujas, ojos ensangrentados, gente gritando, y a lo lejos, una silueta familiar... Es él. La mira a los ojos, la observa mientras en su boca se dibuja una sonrisa...Entonces ella se alegra, pues piensa que él la ayudará, se acercará y la abrazará...Pero es una sonrisa burlona, y él, mirándola con indiferencia, se aleja, mientras fieras salvajes se tiran sobre ella...
Vuelve a abrir los ojos, pequenyas lágrimas recorren su rostro, casi es un alivio poder llorar...No quiere volver a cerrar los ojos nunca...

1 comment:

Anonymous said...

Experimentador

En medio de la oscuridad se huele un alboroto enérgico, y la humedad agria de un laboratorio caótico. Sobre la mesa yace la criatura a la que inyectó la vida a golpe de voltage. Gritos, correas chirriantes, estruendos y chispas que saltan. Tras esa batalla... su fracaso.

Pareció oír algo,...le tiemblan las manos... a él también. Sobre la mesa crujen las articulaciones y mueven los fluidos que se hallaban empantanados dentro de sus venas.

De repente un atisbo, un rictus en los ojos. El se acerca deprisa y le sonríe. Acaricia su pelo, aropa su cuerpo nuevo bajo el calor de unas mantas, y le insiste, y se acerca, y la ayuda llega en un abrazo. Al desplegarse se ve reflejado en sus pupilas vidriosas y se le hiela la sangre. Ahí está él solo y su incertidumbre, su locuraaaaarrrgghhhh

... después se va... Prometeo abandona se lleva consigo la roca de la culpa y un remoridimiento a la que los dioses le han encadenado.

De un mito a otro; El moderno Prometeo.

Nin