La salsa agridulce me repite.
Llega la parada en la que me toca bajarme.
No es mi destino, ahora empieza el camino.
Caminos. Intersecciones.
El semaforo se quedó en ambar,
y después de la prudencia,
llega el momento de arrancar.
Como la primera vez que te subes a un coche y lo arrancas,
embrague, acelerador...Y me pongo en marcha.
¿Destino? Quien lo sabe...
Quien lo conoce sabe.
Quien se arriesga, juega.
Jugaré...
Desde mis adentros existe
la llama que enciende el motor.
Una vez encendido,
sólo debo seguir el camino que se abre ante mi.
No sé donde me lleva,
pero presiento que será placentero.
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1 comment:
Sigue el camino, querida Luka... siempre hay que seguirlo, aunque esté por esfaltar, aunque tengamos pinchazo, aunque nos quedemos sin gasolina... siempre hay que seguir... porque la vida siempre nos asiste.
Besos
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